El
docente que ama su profesión lo entrega todo
La profesión de docente es,
probablemente, una de las más importantes de la sociedad, puesto que es la que
se encarga de los aprendizajes y de enseñar a las personas lo necesario para
desarrollarse en la vida. Ser docente es lograr desarrollar un equilibrio
social en el niño/a y preparar al ser humano para ejercer profesiones y oficios
en el futuro, como médico, abogado, político…o cualquier otra. Sin embargo,
aunque suene bonito no es nada fácil, y no cualquier persona sirve para ejercer
esta importantísima profesión. Un mal docente puede producir un efecto
totalmente contrario a lo que se busca en una sociedad y, de esta forma,
contribuir a la pérdida de valores, de aprendizajes y del equilibrio social que
se requiere para crecer y llegar a ser adultos con éxito en la vida. Ser un
profesional por vocación no siempre es posible, pero puede lograrse con
práctica y con ilusión.
Eso sí, un docente que ama su
profesión se reconoce de inmediato, pues lo entrega todo en su día a día.
Cuando una persona es profesor o profesora por vocación, puede reconocerse
también a través de una serie de cualidades como las que te presentamos a
continuación.
Cualidades que identifican a un profesor vocacional
Se
preocupa por crear un ambiente de aprendizaje
Un buen profesor sabe que para
que exista un correcto aprendizaje es necesario crear un ambiente apropiado
para el mismo, lo que es emotivo, estimulante y confortante. Por eso se
preocupa por desarrollar este tipo de ambiente alrededor de sus alumnos.
Se preocupa por sus alumnos más allá del aprendizaje
Las dificultades de aprendizaje
en una persona normal se deben, en la mayoría de los casos, a problemas
emocionales. Un docente de vocación lo sabe por intuición, por eso busca
desarrollar la empatía con sus alumnos y conocerlos con mayor profundidad.
Siempre está a la vanguardia de las tecnologías educativas
La forma de enseñar y el proceso
de aprendizaje son los temas prioritarios para un educador de vocación. Lee, se
informa, busca aprender cada vez más, y lo mejor de todo es que pone en
práctica lo aprendido para probar él mismo qué funciona con sus alumnos y qué
no. Siempre está abierto a aprender.
Motiva a los alumnos a fomentar el aprendizaje
Puede que el tiempo de enseñanza
que dedica un profesor a sus alumnos para aprender una materia o un oficio no
sea suficiente. Un buen profesor lo sabe y por eso se enfoca en crear en sus
alumnos el interés por la curiosidad, para que nunca detengan su proceso de
aprendizaje.
Se siente feliz de que el alumno supere al maestro
Los docentes por vocación ven su
tiempo y dedicación recompensados cuando sus alumnos aprenden y se superan.
Jamás sienten envidia o celos de que sus alumnos profundicen en sus
conocimientos y se vuelvan grandes profesionales. Sus alumnos siempre serán sus
mejores maestros, pues de ellos aprenden sus principales enseñanzas de vida.
El docente que ama su profesión
lo entrega todo, porque su principal recompensa no es monetaria, sino la
satisfacción que le produce el hecho de contribuir a la formación de la
sociedad que le rodea y que tendrá la llave de un futuro, ojalá que muy
esperanzador.
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